“La Inteligencia Artificial tiene la capacidad de potenciar y maximizar los beneficios en muchas áreas incrementando la productividad, pero también puede maximizar o potenciar los riesgos”, menciona Javier Camacho, vicedecano del área de empresa y Business Analytics de la Universidad Europea, al analizar el impacto de la Inteligencia Artificial en el ámbito laboral, así como sus implicaciones éticas y su uso responsable.

Ante el miedo a ser sustituidos por la Inteligencia Artificial, el experto de la Universidad Europea hace un “llamamiento a la calma” señalando que “debemos entender que ésta puede potenciar una visión mucho más humanista de la persona diferenciando lo que nos hace realmente humanos”. Para ello, enumera tres características: un grado de libertad razonable, la voluntad, y la conciencia.

En cuanto a la regulación de la Inteligencia Artificial, el vicedecano ha señalado que “la ley sola nunca es suficiente. Esto se debe a la diversidad geográfica, estamos en un entorno competitivo y hay que tenerlo en consideración”. Para argumentar su opinión sobre este tema ha querido equipararlo al tráfico en una ciudad “imaginémonos que hay semáforos y rotondas. Los semáforos son la regulación y las rotondas el buen comportamiento de todo el ecosistema, de las empresas, de los usuarios.

Por último, Camacho ha advertido de la importancia de la educación, no sólo en las nuevas tecnologías, sino en el pensamiento crítico, que ayuden al usuario a desarrollar esa conciencia social y ética.